pensamientosintermitentes

De momento ando aquí y allí… pero estoy de mudanzas

Un abrazo a todos.

La luz encendida como una interferencia. Ruido de fondo de todo en silencio. Alteración molesta de pulso de aguja saltando en el vinilo. Pequeño movimiento imperceptible. Ese cursor itinerante en medio de la calma. Como un picor impreciso.

Pies de ciudad recorren aceras en paralelo como si no estuvieras ahí. Gotas demasiado finas parecen no hacer impacto sobre el suelo. Unos contra otros, frente a otros, defilan en baile sincrónico sin máscara. Ruedas de goma bajo motores pesados. Alfombras rojas sucias viejas de tres días. Voces femeninas en francés estridentes y altas.

Todo hoy tiene un ruido de impaciencia. Un tic-tac de trastienda tras los ojos. 

Meridiano en el cielo,

voz de raíles.

He recorrido el mapa

(invisible),

llego a deshora.

 

Plaza de aire; viento.

Tiento periférico amarre

de eco caracola.

 

O espiral falible.

 

En el cuerpo imposible,

en la noche sola,

en las agujas de aliento

que me quiebran

la boca.

 

Pero abro los ojos

y aún me queda

el mundo:

 

El mundo, ancora.

Hoy no hay sino lo que no ves. No eres sino lo que no muestras. No existe sino lo que no tocas.

Y entonces habrás comprendido cómo funciona mi mente. O te habrá resultado raro. En realidad no importa, porque seguiré siendo lo que no ves, viendo lo que no dices, los recovecos sutiles que crees camuflar en la última broma o el último doble sentido. Porque tiento las esquinas que ni siquiera has adivinado.

Y no lo sabes. Pero no importa. Somos sucesos independientes, mutuamente excluyentes, que no fueron a ninguna parte.

 

La crónica llegó después del hecho. El caminante volvió tras sus pasos. Ella nunca supo nada más allá de seis horas.

A lo lejos, se lamió la piel de sal y se agitó el cabello todavía húmedo. Sonaban, como siempre, Family. Había algo en el agua extrañamente turquesa. El cielo, quizás. La arena dorada, arrugada y perfecta bajo los pies de mar.

 

Seis horas para deshacer las huellas. Seis horas para empezar de nuevo. Un reloj de luna. Más allá nada. Las rocas esculpidas por el viento.

La crónica llegó después del hecho. El caminante perdió su camino. Inventó de nuevo el tránsito en ese mismo sitio. Un diferencial contra incremento. Había contemplado el ir y venir de la marea mientras las piedras iban deshaciéndose demasiado despacio.

A lo lejos, su risa resonó como si fuera el comienzo de las risas del mundo. Turquesa, su risa estalló en mil pedazos como ola.

 

El caminante se giró en dirección al sonido. Observó superficie del agua y el color de la risa. Imaginó el espacio paralelo donde habría conocido esa boca. Y no lo supo aún, pero se le inundó de mar el pecho. En mil pedazos latidos como olas. El hecho se verificó tras la crónica. La arena dorada, arrugada y perfecta bajo los pies del mar.

Hoy voy a encontrar la salida. Voy a cerrar los ojos y transpasar la puerta. Y se abrirán las flores mecánicas del tiempo.

Hoy voy a quitarme los zapatos. Pasar silenciosamente. Atravesar la memoria sin despertarla. Como el agua lenta de la tarde de verano.

Voy a mirar al cielo pensando en cuando pensaba en tus ojos. Sixteen years. Y la banda sonora metálica del vampiro será otra soledad archivada. Antigua mutación perdida que no ha servido..

Hoy voy a observar el movimiento de faldas de andrajosas princesas. Los colores a retazos. Cascabeles de sueño. Piel de viento que aún no lo sabe.

Voy a desmontar los pasos, subir a todos esos 714. Tomar el segundo avión hacia una tierra extraña. Voy a dejar el mundo conocido. Sobrevivir una y otra vez, de nuevo y de nuevo.

Hoy voy a cruzar el océano unas pocas veces intentando no sentir nada. Voy a correr el Mosa, el momento tan gris como bala de plomo. Voy a encontrar la salida. Voy a cerrar los ojos; pasaré junto a ti y serás un extraño. Como aquella bandera o la fotografia o aquel CD con canciones de Marea, como todas esas pequeñas decepciones una detrás de otra. Pasaré junto a ti y serás un extraño que ya no conozca.

Voy a encontrar la salida. De tu laberinto en mi.

 

De pronto siento que tu cuerpo no se ha ido con las horas y que se horada el cielo impunemente:

De pronto siento que ni siquiera he dejado de estar alli, y que aqui y ahora es un lugar intransitable por inexistente.

Y ojeo tu numero de telefono en la agenda, ese que nunca he marcado y se que a lo lejos se exitenden palabras infinitas que nunca has dicho.

De pronto otro trozo de realidad se me desprende.

Nada mas.

Y el tiempo se abre y se detiene como otra pequegna maldita embolia.

Magnana que sea junto a ti aunque no existas; bien pensado no merece la pena que sea de otro modo.

 

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PD Felices vacaciones (si posible) Por aqui estoy casi haciendo las maletas…